diumenge, 28 de maig del 2017

Ángel Rodríguez






ÁNGEL RODRÍGUEZ
Alumne d'ESPA i accés a la universitat




Hablar de uno para los demás se me hace difícil, quizás por vergüenza o pudor. No obstante, aquí van estas líneas.
Empezaré diciendo que nací en la Barcelona de la inmigración antes de los años 60 del pasado siglo –cuando lo pienso, a veces no me lo creo–. ¡Qué mayor me he hecho! Yo que leía a Aldous Huxley y sus teorías del cambio de mundo en 1984, yo que leía cómics sobre la evolución y el mundo perfecto del siglo XXI, y resulta que ya casi estamos en los años 20 de este siglo XXI de rápida evolución y de cambios.
Bueno, dejemos la paja y vayamos al grano, que es lo interesante. Yo de pequeño, en la edad escolar, tenía una persona de la que era un fan, me caía muy bien, lo admiraba: era el policía municipal de mi barrio. Era un personaje alto, simpático, buena persona, vecino de escalera… Él siempre nos saludaba con unos sonoros buenos días, nos protegía en el camino hacia el colegio y cuando podía venía a enseñarnos algunas normas de comportamiento y de tráfico. Era un fan y socio del Barça, incluso consiguió que Kubala se pasara por el cole para darnos una muestra magistral de dominio del balón. ¡Fue maravilloso! Y eso que a mí no me gusta el fútbol. Para no alargarnos más, me motivó para que yo algún día siguiera sus pasos. Y así fue, tras el servicio militar –algo que a los jóvenes de ahora no les suena pues ya no es obligatorio– seguí su estela.
En Ibiza, entré a ejercer de policía local en mayo de 1980 tras un periodo de prueba y cuatro meses de Academia en Palma de Mallorca. Durante mi vida laboral he trabajado más de 20 años de policía en la zona Patrimonio de la Humanidad. El trabajo de policía ha cambiado mucho en estos años. Antes había un respeto a las personas mayores, profesores, médicos y, sobre todo, a los padres y a la familia. Como yo digo alguna vez: no había mucha cultura pero sí mucha educación.
Bueno, trabajando se tienen muchas experiencias y se aprende mucho, incluso Psicología y hasta Derecho. Porque en la calle se enfrenta el policía a gentes muy variadas, desde el que te dice claramente que su profesión es robar hasta el que te roba con traje y corbata, no te lo dice pero también lo pillas. Los primeros años de policía tenía que hacer de bombero, conductor de ambulancia y hasta de guardia carcelero.
Ibiza ha cambiado mucho: la ciudad ha pasado de tener 15.000 habitantes a más de 51.000, y tan solo en 11 km2. De un pequeño puerto con pescadores y barcos de Barcelona a un gran puerto en Botafoc para cruceros y transatlánticos, megayates, mercantes, además de los que nos traen las mercancías.



El turismo ha traído prosperidad y beneficios, pero a cambio hemos perdido la paz y la tranquilidad. Tenemos un maravilloso patrimonio, que muchas veces la gente que vive en la isla ignora. Las murallas fueron declaradas monumento nacional en 1957 (en la era moderna las querían tirar) y el 9 de diciembre de 1999 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad, lo que para mí es un orgullo. Tenemos las praderas de posidonia, que hacen que nuestras aguas marinas sean limpias y cristalinas. Tenemos la única necrópolis fenicio púnica del mundo. Ibiza es una isla para quererla y respetarla, de ello depende nuestro futuro.

Pasando a otro tema, soy alumno de la Escuela de Adultos porque pronto llegará mi jubilación y quiero aprovechar para aprender y estudiar lo que no pude de joven. Tengo esperanza de poder ser estudiante universitario de Derecho, y algún día ejercer libremente.

Para acabar, quiero dar las gracias a los magníficos profesores que tiene la Escuela y decir que, en lo posible, siempre estaré en disposición de ayuda en lo que se me requiera.


diumenge, 21 de maig del 2017

M. Dolores López





M. DOLORES LÓPEZ

Alumna d'Accés UIB




Mi nombre es Loli. He compartido con vosotros un breve periodo de tiempo en la escuela de adultos y hoy quiero compartir con vosotros una de mis mayores pasiones: "los inventos".

Para que me conozcáis un poco más os diré que soy una mujer separada de cuarenta y pocos, con tres hijas, las cuales me apoyan en todos mis proyectos, por muy locos que parezcan. He tenido la suerte que la naturaleza me ha dotado con bastante creatividad y me fluyen las ideas patentables, vamos, que siempre digo en broma que soy un filón para los chinos.

El mundo de los inventos es un poco complejo ya que solo un 2% de las patentes llegan a buen puerto, a veces algunas ideas son inviables, bien por incompatibilidad de materiales o porque no salen rentables; otras veces ya estan en el mercado aunque nunca las hayamos visto y otras, son poco prácticas. En fin, que hay que atar bien el proyecto.

Os hablaré de un pequeño invento que tengo ya patentado. Espero que sea el primero de una larga lista. Se trata de un soporte de señalización vial con base elástica, que evitaría males mayores en caso de impacto especialmente a los motoristas.


Además he ido a varias ferias de inventos. Me hicieron una breve entrevista en la COPE y un artículo en la campaña "Ponle freno" de Antena  3. 

Solo les quería decir que una idea en un cajón no vale nada y que se animen a mover sus ideas y les den forma.
Saludos


diumenge, 14 de maig del 2017

M. José Moreno Cortés




M. JOSÉ MORENO
Alumna Accés UIB



Desde bien pequeña si me preguntaban que quería ser de mayor, contestaba que maestra. Seguramente lo decía porque yo era la empollona de la clase, más que empollona, era la que siempre sacaba sobresaliente, aunque realmente no estudiaba mucho. Tenía una facilidad innata para aprender y me resultaba todo muy fácil. Por este motivo, mis maestros siempre me encomendaban la tarea de ayudar a los compañeros que tenían más dificultad y yo era su maestrilla. Primaria fue mi mejor etapa académica, sobresaliente de nota media final.
A pesar de mi facilidad en el estudio, al llegar al instituto me desanimé totalmente. Final de los ochenta, para estudiar magisterio debías viajar fuera de la isla, y las opciones que se podían estudiar aquí, turismo y empresariales, no me gustaban nada. A mí lo que me gustaba era ser maestra.
Pertenezco a una familia de etnia gitana y en aquella época mis padres no entendían lo que suponía valer para estudiar y las posibilidades que ello te podía abrir. ”En Ibiza es muy fácil encontrar trabajo, ¿para qué te quieres calentar la cabeza?”, me solían decir. Y eso de enviarme fuera a estudiar, siendo gitana… como que no. Afortunadamente en la actualidad su mentalidad sobre el estudio ha cambiado y tengo su total apoyo.
 
  
De esta manera, en 3º de BUP dejé los estudios y me incorporé al mundo laboral. Trabajé (realmente no he tenido malos trabajos porque he sido espabilada y los idiomas no se me dan mal), me casé, tuve dos hijas preciosas, pero las ganas de estudiar y la sensación de que me faltaba algo, nunca cesaron.

 
No podía ir a la universidad porque nunca hice la selectividad. Año tras año me decía a mí misma: “este año hago el acceso para mayores de 25 años”, y año tras año yo misma me quitaba las ganas: “no tengo tiempo”, “¿dónde voy yo con mi edad?”, “el temario es muy extenso”…Yo misma me ponía los límites.

Por fin, en septiembre de 2016, me matriculé en el curso de acceso de mayores de 25 años del CEPA Pitiüses, podría haberme matriculado para mayores de 45 años, que ya los tenía cumplidos, pero el de mayor de 25 es más completo y te sirve como titulación oficial de bachiller. Desde aquí mi reconocimiento y agradecimiento a la labor de todos los profesores del CEPA Pitiüses y su dedicación a la enseñanza.

No os voy a mentir, hay que estudiar si quieres aprobar, no hay misterios. Sin embargo con el apoyo de los profesores, la asistencia a clase y por supuesto el estudio, apruebas seguro. También es muy gratificante tener compañeros que en mayor o menor medida están en tu situación. Te das cuenta de que no eres un bicho raro, que lo mismo que te sucede a ti, le pasa a mucha gente, y te sientes comprendida y arropada. 

El segundo día de exámenes, cuando acabé el último examen, nunca lo olvidaré, fue el de historia, me metí en un baño de la universidad y lloré y lloré de la emoción de haber hecho, por fin, aquello que siempre me había propuesto. ¿Por qué no lo había hecho antes?. No puedo explicarlo, nosotros mismos nos ponemos las trabas.

El esfuerzo tuvo su recompensa, aprobé y además con buena nota. Había merecido la pena. Finalmente el ciclo se había completado. 

Y, ¿a partir de ahora, qué? ¡Ahora nadie me va a parar, ni yo misma!. Voy a matricularme en educación primaria y voy a seguir estudiando, poco a poco, sin prisas, no me va la vida en ello. ¡No me voy a quedar con las ganas de saber lo que es estudiar en la universidad!

Os animo a seguir vuestros sueños, o a quitaros la espinita clavada en vuestro corazón, como me pasaba a mí. Simplemente hay que hacerlo, no darle más vueltas, no ponerse más barreras ni límites.

Sólo tenemos una vida, ¡hazlo!


María José Moreno Cortés




Per saber-ne més






diumenge, 7 de maig del 2017

Armando La Orden



ARMANDO LA ORDEN

Alumne de 4t d'ESPA




Mi nombre es Armando La Orden Mateu y nací en Valencia el 11 de junio de 1976. Tengo que decir que de mi infancia en Valencia (que es donde nació mi padre) no recuerdo mucho ya que con siete años mis padres decidieron venir a vivir a Ibiza (que es el lugar donde nació mi madre), es por eso que me considero ibicenco: mi infancia, amigos y mi vida están aquí en la isla.
Cuando llegué a Ibiza, recuerdo que fue un poco difícil para mí. Cursaba segundo de EGB y ese año repetí curso. Vivíamos en una casa propiedad de mi madre en el barrio de sa Peña y no fuimos bien acogidos por los vecinos, me lo hicieron pasar mal, con algún que otro tortazo de los niños del barrio. A mis 10 años de edad nos mudamos al maravilloso pueblo de Jesús donde viví mi adolescencia.
A finales de los 80 y principios de los 90, en casa eran épocas duras de crisis económica. Mi padre tuvo suerte y en esa época se puso a trabajar en el puerto en una conocida naviera. Unos años después, cuando terminé 8º con 16 años, empecé en esa naviera a trabajar. Con los estudios no fui muy constante y desaproveché la oportunidad de graduarme, terminé 8º de EGB pero suspendí.
Toda mi vida he trabajado en la misma empresa, empecé como mozo recadero, repartí propaganda, amarrador, pero llegó un momento en el que a mí me interesó mucho el mundo de la mar y decidí hacerme marino, pero había un inconveniente: tenia que estudiar. La empresa me facilitó el poder sacarme la titulación correspondiente y los diversos cursos necesarios. Posteriormente me ofreció un puesto inicialmente en un barco mercante. Fue entonces cuando comenzó mi época como marino. Con 20 años y mucha energía no tuve problema en ir haciendo promoción interna y de mozo de cubierta, que fue como empecé, fui ascendiendo poco a poco y llegué a maestranza, que era el puesto más alto al que podía llegar sin ser oficial mercante.


En esa época vivía para trabajar y me olvidé de que tenía una vida, familia, hijos… Materialmente no me faltaba nada ni a mí ni a mi familia, pero en unos años me quedé vacío pese a que conocí sitios muy bonitos y descubrí que no hace falta estar acompañado para no estar solo. Ocho años después dejé de navegar y cambié de puesto en la misma empresa, pasé a ser personal de tierra, operador de muelle y año tras año haciendo lo posible por sentirme realizado, volcándome en mi trabajo y satisfaciendo a todo el mundo menos a mí.


Hace dos años tomé la mejor decisión de mi vida, pedí una excedencia, decidí sacarme la ESO y encontrar el trabajo que yo quisiera, el trabajo que me llene y que me haga feliz, que me haga sentir bien cada día. Como soy un poco obsesivo/compulsivo tomé decisiones rápidamente y me fui a Valencia y estuve unos cuantos meses de voluntario en una residencia al cuidado de un señor para ver si el trabajo de cuidador o celador o algo relacionado con el cuidado de personas encajaba conmigo. Fue una experiencia preciosa, ese señor que se llama M. y que tanto paseé y tantos momentos de silencio tuvimos, me enseñó lo que es dar sin esperar nada a cambio, hacer las cosas para que otra persona se sienta bien sin interés económico ni material, me di cuenta de que quería dedicarme a eso, ayudar a los demás.
A mi regreso a Ibiza en septiembre de 2016 me topé con la realidad y es que sin la ESO no me puedo dedicar profesionalmente a trabajar en ningún sitio relacionado con lo que ahora me gustaría hacer y es por eso que me matriculé en el CEPA. Tengo que reconocer que no me está siendo fácil pero tengo un fin y pongo todo mi empeño para ello y conseguir mi objetivo. No descarto seguir estudiando en la rama de sanidad y animo a tod@s a que sigan su sueño y que crean que todo es posible.
Gracias por darme la oportunidad de contar mi historia.


Per saber-ne més


Participació al projecte "Versos entre illes" per celebrar l'Any Europeu d'Educació de Persones Adultes

Participant al taller d'escacs durant les Jornades Culturals